Se enteró usted que dos de las cinco personas que murieron tratando de rescatar a personas en las inundaciones de Houston eran jóvenes mexicanos beneficiarios del programa DACA; el programa establecido por Barack Obama para que los jóvenes que llegaron siendo menores de edad con sus padres inmigrantes a los Estados Unidos no pudieran ser deportados, pudieran estudiar y hasta trabajar.
Pues no le importó ese gesto de sacrificio al ojete de Donald Trump, quien con la mano en la cintura echó abajo el Programa de Acción Diferida. Esto significa que, si el Congreso de los Estados Unidos no da una solución para este problema, miles de jóvenes que han pasado la mayor parte de su vida en los Estados Unidos serán deportados a México.
Algunos gobernadores ya están abriendo los brazos para recibir a estos dreamers en el momento que los deporten; pobres demagogos, no pueden brindar mejores oportunidades a sus jóvenes en el estado y ya se sienten suficientes para recibir a miles de indocumentados.
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