Se acuerda usted del cuento del pastorcillo que, queriendo divertirse a costa de los demás, se ponía a gritar con todas sus fuerzas: «¡El lobo! ¡Viene el lobo!» Entonces, los campesinos vecinos al oírle corrían en su auxilio, pero al llegar donde éste, encontraban al pastorcillo acostado tranquilamente a la sombra de un árbol.
Al día siguiente, y con más ganas de bromear, repetía la misma jugada, engañando a los campesinos. Pero cuando en verdad apareció el lobo y éste grito con todas sus fuerzas «auxilio», nadie acudió a salvarlo. El lobo, no teniendo contrincante alguno, se hizo dueño de las ovejas y para terminar con broche de oro su fechoría, se comió también al pastorcillo mentiroso.
Pues este cuento viene como anillo al dedo al escuchar las promesas de la élite priista; ahora resulta que los mandones del tricolor piden mano dura contra los priistas deshonestos y faltos de honradez. Además, resulta difícil de creer que la dirigencia nacional del PRI en verdad se comprometa a no llevar a las mesas temáticas de la 22ª Asamblea Nacional, documentos planchados o con línea prestablecida, si éste siempre ha sido su modus operandi. A ver si no les pasa como el pastorcillo del cuento y salen todos trasquilados en las elecciones del año que entra.
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