Elena Córdova / A diario, son miles las historias que se podrían contar sobre la azarosa vida que padecen muchos adultos mayores en gran parte del mundo. Un buen número son historias tristes, desgarradoras, terribles… son tantos adjetivos que no se alcanza a describir lo que continuamente padecen nuestros adultos mayores, los de la tercera edad. Por si todo esto fuera poco, aparte de su condición de vulnerabilidad y fragilidad, enfermedades, discapacidades, limitaciones propias de su edad y condición física, tienen otros enemigos, por darles un nombre, aún más crueles y despiadados, como son el abandono, la soledad y, lo más duro, el maltrato que recibe de su propia ¡familia!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe con precisión la dimensión del problema: “El maltrato de las personas mayores es un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y el menoscabo grave de dignidad y falta de respeto”. A tal grado ha llegado esta situación que en muchos países se considera ya un delicado asunto de salud pública, habría que agregar.
Salvaje realidad
Hoy, por medio de videos, filmaciones y otros, que posteriormente son subidos a las redes sociales el mundo entero se ha podido percatar de estos abusos antaño sólo descubiertos cuando el daño era irreparable o mortal. Así hemos podido ver cómo familiares, enfermeras o algún amigo que tiene bajo su responsabilidad atender a un adulto mayor, lo lastima y lo humilla. Lo denigra en su persona.
Situación similar, la padecen también las personas con discapacidad o capacidades diferentes como suelen llamarse ahora. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) da esta definición oficial de este sector poblacional “La discapacidad es una condición que afecta el nivel de vida de un individuo o de un grupo. El término se usa para definir una deficiencia física o mental, como la discapacidad sensorial, cognitiva o intelectual, la enfermedad mental o varios tipos de enfermedades crónicas. Las personas con discapacidad, la «minoría más amplia del mundo», suelen tener menos oportunidades económicas, peor acceso a la educación y tasas de pobreza más altas.
Eso se debe principalmente a la falta de servicios que les puedan facilitar la vida (como acceso a la información o al transporte) y porque tienen menos recursos para defender sus derechos. A estos obstáculos cotidianos se suman la discriminación social y la falta de legislación adecuada para proteger a los discapacitados”.
El pasado día 25 de julio, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó reformas a varias leyes para sancionar hasta con tres años de cárcel a quienes abandonen a adultos mayores o personas con discapacidad e impidan su participación plena y efectiva en la sociedad. El dictamen fue aprobado por las Comisiones Unidas de Atención a Grupos Vulnerables y la de Administración y Procuración de Justicia. De esta forma, los legisladores asambleístas de la CDMX, avalaron modificaciones al Código Penal a la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores y la Ley para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad, todas de la Ciudad de México; en síntesis, se castigará hasta con tres años de cárcel a quienes, teniendo la obligación de cuidarlos, abandonen adultos mayores o personas con discapacidad en la capital.
Sin sanción en Veracruz
Agrego que, como dato adicional, nuestro estado de Veracruz, hasta el año pasado se encontraba entre los tres primeros lugares a nivel nacional con población adulta mayor y Xalapa ocupa (2016) el segundo lugar a nivel estatal con cerca de 58 mil ancianos. El 51 por ciento son mujeres y el 49 por ciento hombres.
Debido al tema, aun cuando no sé mucho de normatividad y leyes vigentes en el estado de Veracruz, leí la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores de la entidad, publicada el 14 de agosto del 2013, y en la misma no se señala una sanción en específico para este tipo de lamentables situaciones para con nuestros adultos mayores. Igual suerte corre la Ley para la Integración de las Personas con Discapacidad del Estado de Veracruz, publicada el 11 de marzo del 2010. Sobra decir que tampoco se señala una sanción por un daño, físico o mental, que pudiese tener una persona con capacidades diferentes. Léalo bien, por no contar con un reglamento que la avale y por ende no se aplica la citada ley.
Al igual que muchos ciudadanos que seguimos de cerca la vida parlamentaria y el quehacer de nuestros legisladores locales, en estos últimos días pudimos observar varios acontecimientos que no nos llenan mucho de orgullo. Hasta ahora parecen estar más ocupados, por ejemplo, en temas políticos que atañen a su partido al cual representan y en aprobar su reelección por cuatro periodos más. De otros temas, esperemos que en algún momento y cuando les sea redituable políticamente o electoralmente, se acuerden de “sus viejitos y discapacitados”, como suelen llamarlos. Así las cosas, en nuestro querido Veracruz.
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