Yo también tengo ganas de declarar

Declarar
El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Todos los veracruzanos fuimos testigos del brutal saqueo que cometieron las dos administraciones anteriores, los vimos como cínicamente decidieron acabar, terminar o simplemente robarse cualquier recurso que pasara por sus manos.

Es por eso que Yo quiero declarar porque soy testigo del enriquecimiento absolutamente ilícito de algunos individuos, que simplemente decidieron mandarnos al carajo. Hace unos cuantos años, algunos de esos individuos, no tenían ni para pagar las colegiaturas de sus hijos y, hoy deciden si los pisos de la estancia de su nueva residencia serán de mármol italiano o griego. Otros, después de su paso por alguna presidencia municipal se pueden dar el lujo de dejar de trabajar por varios años hasta el siguiente hueso.

Puedo declarar de residencias impúdicas en los mejores fraccionamientos de Xalapa, que en solo unos cuantos años de vivir en la medianía perfectamente razonable, pasaron a lujos absolutamente desmedidos y ajenos a cualquier producto del esfuerzo y trabajo.

Me gustaría declarar de los diputados sobornados que nos cambiaron a todos los veracruzanos por unas “cuantas” monedas y así cometieron la peor traición posible, decidieron proteger los intereses de aquellos de los que se supone deberían de protegernos y, ahora los vemos cínicos y valemadristas, como si el representarnos como diputados fuera una graciosa concesión y no, una enorme responsabilidad contraída con millones de veracruzanos.

Asimismo, tengo ganas de declarar contra esos empresarios que, sin el menor escrúpulo ni moral, les pareció buena idea vender medicamentos falsos a los veracruzanos, simplemente porque la utilidad era increíble y el riesgo de ser descubiertos era mínimo; y también declarar sobre los servidores públicos responsables, moral y éticamente de nuestra salud, que en unos años acumularon patrimonios increíbles vendiéndola al mejor postor.

Declarar de todos los funcionarios que permitieron que se pagaran como construidos, hospitales, clínicas o centros de salud y que, de la noche a la mañana se convirtieron en millonarios con camionetas blindadas y guaruras a su disposición.

Amigos, compañeros o conocidos que hace unos años eran funcionarios de medio pelo y hoy son restauranteros prominentes, dueños de centros escolares exclusivos o constructores favorecidos con fortunas incuantificables.

Sí, quiero declarar, que son muchos y que son un asco; que su ambición estúpida causó que cientos o miles de veracruzanos murieran por falta de medicinas o por medicinas falsas, que miles y miles de jóvenes rompieran su futuro al verse privados de mejores oportunidades educativas porque unos cuantos imbéciles decidieron que las inversiones de bienes raíces en Houston eran una oportunidad que no se podía dejar pasar.

Quiero declarar que ya estamos acostumbrados al saqueo, y advertirles que ya estamos hartos. Que la culpabilidad de estos infelices se debe comprobar en la ley y que para eso los veracruzanos tenemos y pagamos una fiscalía que se encarga de investigar y obtener pruebas suficientes. No se vale y no es posible, que liberen a ex gobernadores a nuestras espaldas por una negociación política y tampoco nos hace felices que se les huyan pájaros de cuenta. Los veracruzanos estamos para que nos rindan cuentas y no cuentos.

No quisiera pasar por alto en mi declaración, que diré que uno de los principales responsables del desfalco de Veracruz fue visto hace poco en Palacio de Gobierno y que el cínico tuvo lo osadía de fotografiarse con el gobernador, al parecer ninguno de los actores de la actual administración se dio cuenta del infiltrado.

Será una declaración en la describiré como los peores elementos de nuestra sociedad encuentran en el servicio público su “vocación” de vida, que esa “vocación” la heredan y así vemos presidencias municipales que pasan de esposo a esposa, o diputaciones que se heredan de papá a hijitos. Es un asco, han logrado heredar el privilegio del peculado. Todo indica que nos dirigimos hacia una democracia hereditaria.

Quiero declarar que pudrieron la política, que lo único que encuentran en ella es el poder enriquecerse sin límite y sin consecuencias. No encuentran otro satisfactor, en su mediocridad y simpleza solo saben de dinero, no hay otra cosa en sus vidas y ese vacío y superficialidad lo trasladaron a la política y lo que es peor, al servicio público.

No hay nada qué hacer y, por desgracia el panorama es poco alentador cuando algunos de nuestros políticos son conocidos como “el bailador”, “el transas”, “el manos largas” o “el uñas”.

Échenle ganas, estoy seguro qué, en el gobierno del estado, hay pocos, pero los hay, con sangre en las venas, que comprenden que el poder es el poder de poder y, que el dinero solo es dinero, que para comprender su valor e importancia, debe conjuntarse con valores morales y éticos que lo acoten y determinen.

Fidel, Javier y Karime son unas ratas y la mayor vergüenza de nuestro estado, pero no podemos olvidar que son producto de nuestra sociedad, de no ser ellos hubieran sido otros, con suerte y en una de esas, hasta nosotros mismos, y esa mínima y remotísima posibilidad es la que sustenta la permisividad social de la corrupción.

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *