La revelación sobre el departamento y la Land Rover que Javier Duarte regaló a la viuda alegre Xóchitl Tress, es evidencia de que lo que andaban diciendo las Reinis era verdad; ellas se acostaban con Duarte para obtener beneficios políticos y monetarios. Para estas mujeres, que en poco disputarán ser candidatas del PRI o del verde para una diputación, decir que tenían sus queveres con Duarte era una forma de obtener cosas.
Ellas mismas se encargaban de correr el rumor de que se empiernaban con el gobernador para que así, al llegar a alguna dependencia a pedir algo, los secretarios o directores les otorgaban lo que pidieran sólo porque la señorita era la amante del preciso. Eso funcionó a muchas, que se empoderaron de tal manera que hasta aspiraban a ser presidentas de la República.
Ya nos imaginamos el diálogo entre una “güerita” y el gobernador: «¿Verdad gordito que me vas a hacer diputada y después senadora?»/ «Sí mi güerita chula, y hasta presidenta de la República si quieres». Claro, todo esto es ficticio, porque Duarte no tenía pinta de ser un gran semental.
Comentarios