Reporta el periódico El Financiero que durante el sexenio de Javier Duarte operaron en Veracruz 225 empresas fantasma, es decir, empresas que simularon serlo y que sólo estaban constituidas en un papel con el propósito de cubrir operaciones financieras fraudulentas. De acuerdo con este medio, estas empresas circularon 20 mil 940 millones de pesos, lo que equivale a la mitad de la deuda total del estado.
Lo que no acabamos de entender es por qué se le hace tan difícil al Sistema de Administración Tributaria detectar este tipo de empresas. Los que alguna vez se han dado de alta como personas físicas o morales saben que el SAT se toma muchas precauciones para verificar el domicilio del particular o de la empresa. Si la persona no está presente en la dirección que uno pone en la solicitud, de plano no le dan a uno el registro.
Entonces, ¿por qué fue tan fácil para esas empresas fantasma en Veracruz poner como dirección patios de vecindad, bodegas o talleres mecánicos. La única respuesta que encontramos es que hubo colusión entre el gobierno de Veracruz, las notarías y las autoridades fiscales. Si no, ¿entonces cómo?
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