Como diría el filósofo Juan Gabriel: “Pero qué necesidad…”. Resulta que a partir de la publicación de algunas encuestas brotaron las pasiones entre los que defienden a una candidata y los que le apuestan a otro candidato.
El problema de dejarse llevar por las pasiones es que a veces no reparamos en las cosas que decimos y sin advertirlo dejamos aflorar nuestras fobias y nuestras filias. Alguien que descalifica una encuesta con la que no está de acuerdo o que defiende a una candidata que le conviene no puede meterse a la discusión con la bandera blanca del apartidismo. Si la defiende es por algo.
A los panistas, o filopanistas les duele la tremenda caída de Ana Miriam en la última semana, por eso respingan. Pero ahí están los eventos, los debates y los mensajes de la candidata a quien se le agotó el aire en el último momento. Da risa lo que sucedió en una discusión: El uno le cuestiona al otro y el otro le contesta: “no seas estúpido (…) las redes son para discutir, analizar, opinar, polemizar y no para agredir o difamar”.
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