En el asunto de meter mano a los recursos de Veracruz durante el mandato de Duarte de Ochoa, la que no se quedó atrás fue María Cecilia de Ochoa Guasti, madre del cordobés caído en desgracia; su progenitora también se prestó para ser parapeto de las propiedades de Javier Duarte, sus hermanos Cecil Duarte de Ochoa y Daniel Duarte (está al frente de dos sociedades inmobiliarias constituidas en la Ciudad de Bilbao) ellos también están hasta las manitas metidos en el estiércol de la ratería.
Que no se nos olvide su prima incómoda, Córsica Ramírez Tubilla quien se enriqueció adjudicándose contratos millonarios, y de Mónica Ghihan Macías Tubilla, a quien se señala como la presunta propietaria de los tres departamentos, de los cuales uno habitaba Duarte en la Torre Pelicanos, en Boca del Río.
También son señalados su suegra María Virginia Yazmín Tubilla Letayf, sus primos Alejandra y Jorge Fernando Ramírez Tubilla, su tío Jorge Ramírez Pérez. Todos ellos se batieron en el estiércol de la ratería sin escrúpulos, todos ellos son cómplices de Javier Duarte y todos ellos merecen cárcel.
Que se les aplique la ley a toda la familia, que se extradite a la esposa del ladron, que devuelvan todo lo del erario publico, que se les incaute todas las propiedades nacionales y extrangeras, porque la carcel no paga todo lo que se llevo, y los crimenes que le resulten.