En México vivimos en un mundo al revés; no hace falta ser muy listo para darse cuenta de eso. Si un político dice que no, en realidad está diciendo que sí. Desde el presidente hasta el político de media cuchara sigue esa línea. Simular y mentir es la regla. Con el asunto del mega-gasolinazo, sus flamantes economistas de la Secretaría de Hacienda juraron hasta por la Virgen de los afligidos que no habría ningún impacto inflacionario en la ya de por sí raquítica economía mexicana.
Pues resultó todo lo contario a lo que ellos dijeron, desde que comenzó el año, el déficit inflacionario es el más elevado de los últimos 18 años. Resulta que en los primeros 15 días de 2017, la inflación en México fue 50 veces mayor a la registrada en el mismo periodo del año pasado. Este repunte obedece al avance de 20 por ciento en el precio de la gasolina, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dadas a conocer este martes.
Esto ha traído como consecuencia que el número de pobres aumente. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza aumentó. El informe de la CEPAL detalla que la pobreza en México avanzó de 51.6 por ciento de la población del país en 2012 a 53.2 por ciento en 2014, mientras que la indigencia creció 0.6 por ciento, al afectar a 20.6 por ciento. Así que por cada día que pasa, hay más mexicanos pobres, o podríamos decir, más jodidos.
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