Señala Ikram Antaki que «el mentiroso se complace en una realidad ficticia, la mentira es una ilusión de poder, a falta de poder real». Esto es lo que define precisamente el momento que vive Fidel Herrera, el hombre que alguna vez estuvo en «la plenitud del pinche poder» y que ahora dice que va a regresar a defenderse y a hacer política interna en su estado, Veracruz pero sin ese poder.
A los veracruzanos nos queda claro que lo mejor que sabe hacer Fidel Herrera es mentir; es un experto, lo hizo durante todo su sexenio con esos mil puentes que nunca existieron, con esas obras inacabadas que siguen erguidas como monumentos a la corrupción, con esa abundancia que sólo existía en sus propias arcas, con esa paz social de ficción que pretendía ocultar el dominio de los Zetas en el estado.
Fidel miente hasta cuando quiere decir la verdad. Todo un sexenio engañó a miles de veracruzanos con el lema de la Fidelidad, cuando lo suyo siempre se trató de serle infiel a la verdad.
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