Una de las grandes preocupaciones de cualquier mujer embarazada es el miedo a padecer un dolor insoportable durante el parto. Sin embargo, las nuevas técnicas de control del dolor, como la anestesia epidural, han hecho que este sufrimiento disminuya considerablemente y podamos empezar a hablar de parto sin dolor.
Sería bueno que el debilitado presidente Enrique Peña Nieto nos aclare a los millones de mexicanos si al comparar el gasolinazo con un parto, se refería a un parto a la antigüita. Ya que a este aprendiz de ginecólogo se le olvida que el uso de analgésicos son otros métodos farmacológicos utilizados con frecuencia para ayudar a rebajar ese dolor en las futuras mamás. Por esa razón, si el gasolinazo es como un parto, que alguien le diga que también se pueden utilizan algunos métodos para intentar conseguir un parto sin dolor.
Sus economistas debieron haber previsto e implementar medidas emergentes, sin lastimar la economía del pueblo; reducir gastos superfluos y frívolos, eliminar la pensión de los expresidentes, bajar el sueldo de las vacas sagradas de la Suprema Corte de Justicia, eliminar las diputaciones plurinominales y hasta vender la casa blanca de su esposa. Cuando el presidente haga eso, entonces sí estaremos hablando de un gasolinazo como un parto sin dolor.
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