Burocracia filibustera

Gabinete
Miguel Ángel Yunes Linares y los hombres y mujeres que componen su equipo de trabajo FOTO:
- en Opinión

Rafael Pérez Cárdenas / ¿Qué habrán hecho los burócratas del estado que tan mal han sido tratados por el nuevo gobierno? O acaso, ¿ignora el Gobernador que su administración se está llenando de una especie de legión extranjera, dejando de lado a cientos de veracruzanos con la capacidad y experiencia suficiente para realizar el trabajo?

Muchos burócratas, lastimados por el duartismo y sus excesos, hoy parecen estar arrepentidos de haber dado su “voto de castigo” a favor de Miguel Ángel Yunes. Dicen los titulares de las dependencias que sólo se ha corrido al personal de confianza y a los miles de aviadores. Hasta ahí, todos estamos de acuerdo. El gobierno se había convertido en un elefante blanco gigantesco que no podía rascarse ni la espalda.

Pero en efecto, ante la incapacidad de crear nuevas plazas, también había miles de trabajadores con sueldos de 8 mil pesos por tratarse únicamente de su compensación. Eran tropa, pues.

Hoy, el Sistema DIF, la Secretaría de Salud o la de Turismo y muchas otras –apunten en la lista al IVM-, no sólo están haciendo una especie de razzia laboral con quienes trabajaron en el gobierno anterior, sino que también, se han hecho de los servicios de decenas de poblanos, queretanos, morelenses y hasta chilangos –muchos de ellos ex funcionarios del ISSSTE- para suplir esas carteras.

Y se ve en todos lados. En las oficinas, cuyos nuevos ejecutivos no saben cómo llegar a Banderilla o qué significa Sefiplan, hasta en la calle, donde muchos arrendadores han visto crecer la demanda de vivienda de personas que vienen de fuera a trabajar al nuevo gobierno de Veracruz. Todos lo saben.

Se entiende que las cosas han cambiado y que los vicios del pasado no deben ni prevalecer ni perdonarse. Pero deben ser castigados quienes los cometieron y no quienes también fueron víctimas de ellos. Se entiende también que no hay dinero para mantener a una burocracia de semejantes dimensiones. Y se entiende incluso, que en su inexperiencia y desconfianza, los nuevos jefes quieran prescindir de todo lo que tiene tufo a la pandilla duartista. Ta bien, pues.

Lo que no está bien es que recurran a “extranjeros” para ocupar los empleos que tanta falta hacen a quienes se han quedado a vivir la tragedia de la post fidelidad. No es un asunto de malinchismo, sino de sentido común. De que la crisis sea menor si se toman las decisiones adecuadas.

¿Qué no quieren duartistas o ex funcionarios? Pues entonces pónganse a buscar perfiles entre los miles de egresados de la Universidad Veracruzana y otras universidades que hoy no encuentran trabajo.

Son profesionistas que nunca han laborado en el gobierno, que no saben de política, pero que son veracruzanos emprendedores muy capacitados, que conocen al estado y sus problemas, y que en su formación profesional han ido construyendo soluciones, pero que en la arrogancia del gobierno anterior nunca fueron tomados en cuenta.

Porque no se trata sólo de los espacios de trabajo. Se trata de la economía misma. Hoy están implantando una burocracia filibustera que se llevará el escaso tesoro a otras tierras. Muchos de quienes hoy trabajan aquí, gastarán su dinero en los colegios, en médicos, en las plazas comerciales, en los servicios que prestan otras entidades. Aquí se quedará muy poco, acaso el gasto que realizan por su estancia.

En cambio, si los funcionarios fueran jóvenes veracruzanos que al fin encuentran una salida a su expectativa y una oportunidad a su talento, el dinero de su sueldo se quedaría en el estado para alimentar la famélica economía que nos han dejado. ¿De verdad nadie en el gobierno lo ha reflexionado? O de verdad, como dicen, ¿se trata de una colonia de langostas que vienen a Veracruz a llevarse lo poco que han dejado?

Los despidos de burócratas es hasta entendible en los términos en que se dio la transición, insisto, pero mucho está lastimando la decisión de traer personas de otros estados bajo el único argumento de la confianza, aunque no tengan la más peregrina idea de lo que deben hacer o de dónde están parados.

Hasta ahora, cuando está por cumplirse el primer mes, hemos visto más desatinos y tropiezos que aciertos. Más discursos que acciones. Y en efecto, no esperábamos soluciones mágicas al desastre social y económico heredado, pero en consecuencia, se requería de sensibilidad política para entender que Veracruz no puede volver a ser rehén de una casta política.

Y no, quienes han venido a tomar los empleos y los cargos públicos que deberían ser ocupados por los jóvenes profesionistas veracruzanos, no son bienvenidos. Deberán demostrar que están mejor preparados, que son más eficientes y que contribuyen más al desarrollo del estado que quienes viven aquí y esperan la misma oportunidad.

Y conste que no es un “trumpismo” trasnochado: los gringos si nos necesitan, nosotros a los que han llegado, al menos por ahora, no.

Las del estribo…

  1. A propósito de la crisis, les comparto la reflexión de Zygmunt Bauman: “En el mundo actual, todas las ideas de felicidad acaban en una tienda”.
  2. ¿Qué reviven el palomar? Las mismas chingaderas, pero más sofisticadas.
  3. Para nadie pinta bien el año. Ojalá los buenos deseos no queden sólo en eso. Con que el año que entra estemos todos los que estamos, ya chingamos!. Feliz año nuevo.
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