El Audi A5 de Clementina Guerrero

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El Audi A5 de Clementina Guerrero, secretaria de Finanzas de Veracruz FOTO: PALABRAS CLARAS
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Armando Ortiz / Desde que estaba en la Universidad veracruzana la señora Clementina Guerrero, ahora secretaria de Finanzas de Veracruz, siempre fue dispendiosa, si bien había ciertas carencias en la UV por la falta de pago del gobierno de Javier Duarte, ella siempre tenía para su chicles. Ya ve usted que hasta trascendió que la señora se había jubilado como trabajadora de la UV con una pensión de 76 mil pesos mensuales. Pues bien, la señora secretaria acompañó al gobernador al Congreso para dialogar con los diputados y acordar de qué manera se han de gastar los recursos del presupuesto aprobado. Clementina Guerrero, acá bien austera, se bajó de un Audi A5, que tiene un valor aproximado de 750 mil pesos.

En todas las dependencias de gobierno Clementina está apretando para que los recursos se optimicen. De hecho la señora no ha mandado el aguinaldo de los empleados de confianza del DIF Estatal. Pero para la gasolina de su Audi A5 seguro tiene. Está bien, el auto ha de ser suyo, ni siquiera paga tenencia porque las placas son de Morelos. Pero si andas pidiendo austeridad a todas las dependencias, pues como que no se ve bien que te bajes de un auto tan costoso. Clementina no es política, por eso no sabe que a veces las formas son fondo. Clementina no es austera por eso no sabe que hay sedanes más baratos que también pueden soportar su peso.

¿Abochorna ver que tiene uno muy cerca a gente que no entiende que en política no sólo hay que ser, sino también parecer? Si pregonas austeridad, si obligas austeridad entonces debes poner el ejemplo. Yo quisiera saber qué pensarían esos empleados que siguen esperando su aguinaldo, su quincena, y la única respuesta que tienen es que el estado está quebrado y que hay política de austeridad, pero la encargada de esa política de austeridad, se baja de un auto de 750 mil pesos, sí, es suyo, pero entiendan, “la mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo”.

Líderes indígenas, lo que quieren es seguir mamando del presupuesto

Los sexenios de Fidel Herrera crearon una clase de vividores políticos que se convirtieron en clientes de un sistema que mantenía a sus líderes durante todo el año, con tal de tenerlos disponibles para las elecciones o para cualquier golpeteo político. Tal fue el caso de César del Ángel y sus 400 pueblos, una organización aberrante que le costó al estado más dinero que mantener diez hospitales. También estuvo Antonio Luna, que hasta lo dejaron crear su partido político, que obtuvo dinero del erario y pudo comprar camioneta nueva cada año para sus amantonas.

Y qué decir del movimiento de los Antorchistas, del movimiento de Orfilio García y tantos otros. Lo que los líderes de estos movimientos quieren es dinero, ser mantenidos por el estado. Eso es lo que exige los que lideran el movimiento de la presa Yuribia, quienes amagan con cerrar la presa si el gobierno del estado les sigue dando sus 2 millones 500 mil pesos mensuales que les daba la anterior administración. No quieren obra, quieren dinero, porque el dinero es lo que mueve su egoísmo. De la misma manera Fidencio Fernández, dirigente del Frente de Pueblos Indígenas de la Sierra de Soteapan, quien interrumpió el diálogo del gobernador con los diputados en el Congreso, quiere que le den el 2% del presupuesto asignado para el estado de Veracruz. Sí, así como escuchó, el señor quiere dinero, mucho dinero.

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