Juan Carlos Molina, otro millonariazo al amparo de Duarte (segunda parte)

Molina
Juan Carlos Molina Palacios FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
- en Opinión

Édgar Hernández* / 

¡Orfis tiene documentado un desvío de mil millones de pesos en Sedarpa!

Para el dirigente campesino bastó prometerle en el 2010 al candidato Javier Duarte que lo haría ganador para que una vez alcanzada la gubernatura  –y no precisamente por los hombres del campo- le pasara millonaria factura.

Así, una vez alcanzado el triunfo y sin pestañear, el sobrado gobernador entrante, ya dueño de Veracruz, ordena al titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Tomás Carrillo, la entrega de jugosos contratos a través de “Impulsora Constructora del Sur SA de CV”, cuyo representante legal es Julio Cesar Molina Palacios –hermano del dirigente Juan Carlos Molina-.

Copias de las obras contratadas por Sedarpa y dinero cobrado por la empresa de Molina y no entregado a los ejidatarios obra en nuestro poder  a disposición de cualquier ente autorizado.

En la información, con copia a la Contraloría General y a la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, se da cuenta de los primeros pasos del líder de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos- transformado por mandato de Duarte, en empresario de altos vuelos al entregarle la más importante inversión del Consejo del Desarrollo del Papaloapan –Codepap- por la vía de programas de reforestación, programas de sustentabilidad, construcción de canales de derivación, ollas de agua y caminos de acceso.

Al arranque del “negocio”, todo transcurrió en aparente normalidad y disposición del secretario Tomás Carrillo, pero de manera sorpresiva, a nueve meses de haber iniciado el gobierno, renuncia por no coincidir ni con su política, ni con la forma de hacer las cosas, así como en protesta por el grupo de fidelistas que lo atosigaban y los negocios que ya empezaban a asomar.

Para Duarte, sin embargo, ello no representaría problema alguno.

Tras la dimisión y sin despeinarse, el gobernador Duarte se trae a un viejo cómplice que se desempeñó bajo sospecha en dos gobiernos de Nuevo León, Manuel Martínez de Leo, de origen jalapeño, quien toma posesión el 9 de septiembre de 2011.

Y para que no hubiera que a “chuchita la bolsearon”, el rubicundo mandatario le pone como cancerbero externo a su hermano Cecil Duarte de Ochoa.

¡Negocio perfecto!

Así, Martínez de Leo le abre las puertas de par en par por la vía del Fideicomiso Veracruzano de Fomento Agropecuario (Fiverfap), a Molina.

A todo un entramado que a la vuelta sexenal le habría dejado a ese grupo mil millones de pesos “con los que se pueden comprar indulgencias, impunidad e invisibilidad”, según denuncia radicada en Orfis.

Molina Palacios, mutaría de la noche a la mañana como importante productor de caña de azúcar, uno de los mejores ganaderos del país y el más importante empresario del campo veracruzano lo cual lo llevó a recibir diversos premios y reconocimientos, como el que le entregó el presidente Enrique Peña Nieto; de igual manera, ha sido distinguido con menciones especiales en los Estados Unidos.

Molina es uno de los nuevos millonarios que sí sabe para qué es el dinero.

¿Quién no recuerda, por ejemplo, en un acto de precampaña priista la presentación de Julión Álvarez y su norteña banda, cantante que ha sido nominado en múltiples ocasiones para los premios Billboard a la música latina, allá en Poza Rica.

Un exitoso evento, gratuito (en realidad costó seis milloncejos). Fue todo un hitazo gracias a la impecable organización de la Liga de Comunidades Agrarias, que encabeza el cuenqueño Juan Carlos Molina, compadre, por cierto, del candidato perdedor del PRI al gobierno del estado, Héctor Yunes Landa.

Otros eventos faraónicos más se sucedieron bajo la puntual organización de Molina a quien solo bastó coordinarse con el equipo de Javier Duarte para que el dinero no dejara de fluir.

Así, nos encontramos con importantes desvíos –tipificados como lavado de dinero y posible delincuencia organizada- que se ejecutaron a través de los poseedores de los “Tokens”, que son las llaves que permiten a la Secretaría de Finanzas trasferir dinero, sin que necesariamente medien documentos que amparen la obra, sea realizada o no.

En el legajo aparecen órdenes de pago –CT-LR023/15- a nombre de Gonzalo Molina Arrioja (primo de Juan Carlos Molina) por montos variables que rebasan, por obra, los 25 millones 509 mil 500 pesos, que es dinero federal (21 millones 270 mil pesos) y dinero estatal (5 millones 317 mil pesos).

Impulsora Constructora del Sur SA de CV fue repetidamente preferenciada con “Proyectos Productivos: Agrícolas, Pecuarios, De Pesca y Acuacultura” hasta por 137 millones de pesos, con aportación federal de 120 millones y la estatal por 117 millones, en número redondos.

Otras partidas más en la documentación entregada refieren la entrega física de 27 millones de pesos en apoyo a ejidatarios que jamás se hizo, quedando el dinero en manos del hermano.

El nuevo millonario Juan Carlos Molina, nació en Carlos A. Carrillo. Hoy es el dueño de varios ranchos. Posee un helicóptero en el cual en un primer momento se afirmó que huyó Duarte tras su solicitud de licencia al cargo, camionetas blindadas y empresas constructoras. Pero hasta hace un par de décadas, era un modesto ciudadano de Cosamaloapan que comenzó a tener “buena fortuna” cuando ocupó el cargo de Tesorero de ese Ayuntamiento.

Después fue candidato a diputado federal del PRI por Cosamaloapan en 2003, siendo barrido en esa elección por el panista Diego Palmero Andrade, tras de lo cual se fue a la Ciudad de México a colaborar con Francisco Loyo Ramos en la Cámara de Diputados.

Juan Carlos Molina Palacios regresó a Veracruz y de la noche a la mañana pasó de líder de la Unión Local del ingenio “La Gloria” a secretario de Finanzas de la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar, además de que se desempeñó como coordinador de Enlace de la Sedarpa en Asuntos Azucareros en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, su verdadero mecenas.

Allá por 2102, un líder del cártel de Los Zetas, Raúl Lucio Hernández, alias El Lucky, detenido el 12 de diciembre de ese año, hace mención a un tal Frankly, compadre del gobernador Javier Duarte quien le renta casas de seguridad a los del cartel de El Chapo.

Se refiere –publicó en ese entonces el diario Reforma- a “Frankly, Francisco García González, ex yerno de Enrique Molina Sobrino y ahora próspero dueño de ingenios”.

Este refinado empresario hace mancuerna con Juan Carlos Molina Palacios, líder azucarero y contacto de mafiosos. Ellos ahora pretenden hacer el multimillonario negocio de Etanol con los brasileños y Carlos Romero Deschamps…

En ese grupo mafioso se mencionó además a Felipe Ruiz Ortiz (ya fallecido) —grupo RUSO—  Javier Sierra —HOME —,  Fernando Padilla —COCEI—, Gilberto Bravo —Grupo GILCA—;  robo de gasolina, David Osorio. PUBLEX; Luis Barquín —urbanizadora Medellín—; Andrés Beceiro, presunto falsificador de medicamentos; Roberto Pérez— contratista—; Lorenzo Acierno, agente aduanal.

Importante señalar que la danza de los millones no tuvo un solo destinatario. Evidencias y denuncias no aclaradas por el afectado, aluden a Cecil Duarte de Ochoa como el “Rey de los Moches”.

Parte del dinero recaudado en todas las operaciones de carácter agropecuario iba al bolsillo de Cecil, quien de hecho no trabajaba en nada. Vivía como rey en Boca del Río –ahora anda a salto de mata- ya que solo se encargaba de que se cobrara el dinero y le dieran su parte.

Para Cecil, todo era recibir y recibir.

Poseedor de una flotilla de 300 taxis en el puerto, “operador político” de su hermano en Córdoba, supervisor de las “Empresas Fantasma”  y líder de “Juventud Dinámica”, por la cual recibía del gobierno millonarios apoyos, nunca tuvo problemas de dinero.

Menos con Sedarpa, quien le entrega millonarios moches.

Esta historia continuará.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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