Xalapa, Ver. «Soy viuda y fue mi hija Griselda la que me animó a estudiar el bachillerato, el que concluimos juntas en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz y en el proceso cada una buscó cumplir con sus expectativas; fue algo grandioso que hayamos podido terminar al mismo tiempo y ahora vamos por la licenciatura”, indicó Adriana Hernández Martínez de 40 años luego de asistir a la ceremonia de graduación de ese nivel educativo.
Con unas enormes ganas de salir adelante, de vivir la vida de manera intensa, quien se dedica al comercio y vive en la colonia 12 de Diciembre de esta ciudad señaló que: “soy viuda desde hace nueve años y tengo dos hijas y la mayor fue la que me animó a estudiar la prepa en la UPAV y juntas terminamos ese nivel, ya que en su momento yo solo pude estudiar tres semestres y deje de hacerlo cuando se enfermaron mis papás y ahora concluimos las dos.
Y agregó que fue muy difícil dejar de lado el papel de mamá y ser compañera de clases, pero en el trayecto, dijo, vivió grandes momentos con su consanguínea, “viví con ella cosas que nunca imagine, ahora la conozco más, conozco a sus amigos, lo que siente, lo que piensa; tuvimos una competencia agradable para obtener las mejores calificaciones y cada una tenía su propia expectativa, estoy muy emocionada, fue algo grandísimo que hayamos podido terminar juntas la preparatoria”.
En ese punto de la conversación dijo ser feliz y estar orgullosa de la UPAV que le demostró que su calidad educativa es extraordinaria y ello lo comprobó con el trabajo realizado por los asesores solidarios. “La universidad tiene un gran modelo educativo con el que se aprende mucho; encontramos calidez humana, tenemos el respeto de los asesores y lo mejor es que somos importantes para ellos”.
Indicó además que: “el tener más conocimientos es algo bien especial, las expectativas de la vida cambian; de repente ya no piensas lo mismo, todo se vuelve una revolución en tu cabeza pero para bien, es algo que me hace sentir muy grande”..
Refirió que al notar que tiene aptitudes para el aprendizaje de otros idiomas buscará iniciar una licenciatura en ese renglón, mientras que su hija hará lo propio con la carrera que más le agrade. También comentó que le ha sido difícil ser madre, padre, ogro y compañera de estudios, pero que logró salir adelante.
En ese momento su hija Griselda Adriana Suárez Hernández dijo que “fue algo extraño tener a mi mamá como compañera en el mismo salón de clases; eso no se ve diario. Pero aunque a muchos les puede afectar a mí me impulsó a echarle ganas porque es lo mejor que tengo y estoy orgullosa de ella porque a pesar de sus responsabilidades se aplicó y terminó; eso lo han visto muchas personas y ya les entró el gusanito de retomar sus estudios”.
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