El vengador anónimo, al ver que escapaban los rateros que antes habían despojado a los pasajeros, se armó de valor, sacó su pistola nueve milímetros y comenzó a disparar; los ladrones, al ser tomados por sorpresa, le pidieron al chofer que abriera la puerta; al momento de abrirse a puerta de la unidad, los maleantes cayeron al piso sólo para ser rematados por el vengador anónimo.
El ya considerado héroe urbano, tomó las bolsas y morrales con las cosas de los pasajeros y se las entregó. Así como si fuera el Sorprendente Hombre Araña, emprendió la huida, no sin antes pedirles un solo favor a los pasajeros: «Ahí están sus cosas, recoja cada quien sus pertenencias. Nada más me hacen el paro».
Todo esto paso en un camión de pasajeros de la ruta San Mateo Atenco-Ciudad de México, hace cinco días. La policía dice que hasta el momento se sospecha que los pasajeros han dado varias versiones para proteger al que ya consideran el vengador anónimo versión México.
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