Javier Duarte, el enemigo público número uno de Veracruz

Picadillo
Javier Duarte de Ochoa FOTO: ARISTEGUI NOTICIAS
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Armando Ortiz / Primero lo dejan huir, después le giran orden de aprehensión. ¡Qué gracia! Lo mismo hizo el fiscal Luis Ángel Bravo en el caso de los Porkys, dilató las investigaciones, desestimó las pruebas en contra de los cuatro jóvenes que violaron a una jovencita y después de que les dio tiempo de que huyeran giró orden de aprehensión en contra de ellos.

A Javier Duarte hace rato que lo denunciaron, hace rato que la Auditoría Superior de la Federación solicitó a la PGR que actuara en contra del gobernador Javier Duarte; “ojalá” dijo Juan Manuel Portal cuando le preguntaron si Duarte debería ir a la cárcel. Miguel Ángel Yunes entregó pruebas suficientes de los prestanombres de Javier Duarte, mostró cada uno de los enlaces de esa red de complicidades que permitió que robaran miles de millones de pesos de los recursos de los veracruzanos. El portal Animal Político realizó un reportaje inobjetable, con pruebas contundentes, con entrevistas y documentos incriminatorios. Todo lo tenían desde hacía meses, pero dejaron que Javier Duarte siguiera haciendo de las suyas. Lo dejaron que se envaneciera, que cínico como es proclamara su inocencia; dejaron que con sus mentiras aumentara el agravio en contra de los veracruzanos. Finalmente, el PRI le retiró sus derechos como militante, como si eso le sirviera para algo.

Ahora, tardíamente, giran una orden de aprehensión en su contra. La giran cuando Javier Duarte ya no está en el país. No vengan ahora con que son paladines de la justicia, no vengan a decirnos que en México se respeta el estado de derecho, no vengan a decirnos que lo van a detener para meterlo a la cárcel, si cuando lo tuvieron lo dejaron ir.

Era más que obvio. Duarte hizo como que todo marchaba bien, mandó a Karime Macías a Liverpool para que la gente la viera, así muy quitada de la pena; mandó a los niños al colegio Las Hayas para hacer pensar que se pensaba quedar en Veracruz a responder por las acusaciones; se fue una tarde a jugar golf, para que se dieran cuenta que él no tenía nada que temer. Vivía a un paso del aeropuerto El Lencero donde tenía una nave lista para trasladarlo a donde él quisiera. Se los advertimos, que deberían vigilar a este cínico, a este canalla, a este criminal, porque su intención no era dar la cara por las acusaciones en su contra (nunca dio la cara, siempre mostró su máscara desquiciada), su intención era que en cualquier descuido se daría a la fuga; y se fugó.

¿A quién responsabilizar por esto? ¿A la Fiscalía del estado, a la policía de Veracruz, a la PGR? ¿A quién culpar? ¿A los periodistas que se prestaron para crear una nube de humo con eso de que no iban a dejar gobernar a Yunes Linares? ¿A Enrique Peña Nieto, su cómplice durante mucho tiempo, quien lo cubrió de impunidad mientras pudo?

Señala un informante en los Estados Unidos que el grupo criminal de los Zetas entregó millones de dólares a Fidel Herrera para que los dejara trabajar libremente en Veracruz. Dice un informante en Veracruz que Javier Duarte entregó 2 mil 500 millones de pesos para la campaña de Peña Nieto, para que lo dejara trabajar libremente en Veracruz. ¿Cuál es la diferencia?

Si no atrapan al delincuente número uno de Veracruz, a Javier Duarte alias “el cínico”, el gobierno de Peña Nieto puede irse olvidando de miles de votos de los veracruzanos.

Sólo pedíamos a Duarte en la cárcel, ¿no nos podían haber dado ese gusto?

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