Como madruguete es considerada por muchos analistas la vista de Trump a nuestro país. El malquerido candidato republicano no dejó pasar esta oportunidad de oro que le puso el gobierno mexicano; rápidamente aceptó antes de que se arrepintieran. Es cierto, bueno eso dice Claudia Ruiz Massieu, que se hizo la invitación a los dos candidatos.
Ella dijo: «Hemos transmitido la carta y estamos esperando concretar una fecha para que pueda darse este encuentro. Insisto, ambos candidatos, misma carta, misma disposición para reunirse y seguiremos buscando espacios para el diálogo, en este caso con la candidata demócrata». Sin embargo, aún no hay respuesta de la demócrata.
Se puede entender que Hillary Clinton se encuentre molesta con el gobierno; sólo a Videgaray y a Peña Nieto se les pudo ocurrir «hacerle el caldo gordo» a Trump en el preciso momento en que su campaña va de bajada.
Es difícil que la candidata demócrata se exponga a un viaje a México, sólo para complacer y limpiar la imagen de un presidente terco y mal aconsejado. El mismo coordinador del PRI en el Senado, Emilio Gamboa, dijo en entrevista con Radio Fórmula que sería «terrible» que Hillary Clinton no viniera a México. Y todo por no pensar dos veces las cosas.
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