¡Adiós, adiós… delegados Duartistas!

Delegados
Xalapa, Ver. El delegado regional del INFONAVIT, Rogelio Santos Elizondo FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER.
- en Opinión

Luis Ramírez Baqueiro / 

“El primer castigo del culpable es que su conciencia

lo juzga y no lo absuelve nunca.” – Juvenal.

La instrucción presidencial en el Caso Veracruz, fue muy clara, habrá de estrangularse en todo lo posible al titular del Ejecutivo con el objeto de separarlo del encargo, a efecto de poder castigar el desprestigio al que ha sometido a las instituciones, pero principalmente la continuidad del proyecto político del presidente Enrique Peña Nieto y al Revolucionario Institucional.

Y es así como las medidas emprendidas contra la administración estatal, están marcando un parte aguas en cómo debería ser una relación institucional y como no serla, aun cuando el todavía inquilino de Casa Veracruz, no comprende que ya todo está perdido y que por decoró debiera presentar su dimisión.

Y es que en los hechos la cerrazón pesa más que la decisión presidencial, en el colmo de lo inimaginable, el que aun ostenta –aunque sea de membrete- el cargo de Coordinador General de Comunicación Social, difunde la versión de que será hasta el 30 de noviembre cuando el gobernador Javier Duarte separe del cargo, a pesar de que a la entidad se la esté llevando la chingada, por la total incapacidad operativa en la que se encuentra sumida la administración estatal resultado del saqueo descomunal de sus arcas, mismas expresadas en una deuda que estaría llegando a los 170 mil millones de pesos.

De este modo, y siguiendo las instrucciones presidenciales están próximos a venir cambios en las delegaciones federales del estado, por lo pronto le adelantamos que este viernes se retira del cargo el Delegado del INFONAVIT, Rogelio Santos Elizondo.

Sin embargo lo que nadie se ha detenido a pensar es que en Veracruz, el origen de los problemas de que los delegados federales no estén funcionando radica en que quien propuso a la mayoría fue Javier Duarte, muy pocos son los que no gozaban de su venía y a los que muchas veces quiso tumbar como por ejemplo Pedro Yunes de SEDATU y Renato Alarcón del ISSSTE.

Y ahora que el gabinete se va a quedar sin trabajo y sin espacios administrativos para hacer trabajo «político» (sí, ese mismo grupo que llevo a la quiebra a Veracruz y que tiene al Estado hundido en la miseria) es el que pide la salida de los delegados federales… Lo que quieren los diputados federales Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Tarek Abdala, Edgar Spinoso, Noemí Guzmán, Marco Antonio Aguilar Yunes es apoderarse a través de algún «compinche» de las instituciones federales en la entidad para colocar ahí a sus abultados equipos de colaboradores que ahora no tendrán donde cobrar.

Ahí la razón de las declaraciones expresadas por el propio Carvallo Delfín el pasado viernes durante el evento de Liconsa sobre que el delegado de gobernación, Ángel Isaac Ochoa no servía, pues quiere esa posición para el mismo equipo fidelista y duartista.

Es así como el Presidente Enrique Peña Nieto en el caso de Veracruz no debe caer en el falso juicio que ahora quieren venderle… como dicen los jarochos, aguas señor presidente.

Y es que Javier Duarte ahora a través de los diputados federales que lo han defendido quiere retacar las delegaciones federales en la entidad, para cual agencia de colocación, acomodar a su gente, solo con el detalle que todos salieron buenos para una sola cosa, y eso es pepenar.

Si ahora resulta que el 80 por ciento de los delegados propuestos por el propio Javier Duarte ya no sirven, ¿Porque no pidieron antes su remoción?, ¿Porque los defendía? y peor aún ¿Porque los diputados federales no hacían nada al respecto? Son preguntas.

Lo cierto es que solo si la federación se los permite- cosa que sería el peor erro-, se convertiría en la trinchera perfecta, para que políticamente se mantuvieran vigentes, cosa que no deberá ocurrir si en verdad pretenden regresar al poder en las próximas elecciones, pues es de esa clase política, marcada por su origen y comportamiento de la que el PRI se debe despojar, el costo político-electoral ha sido muy alto, pero aún más el costo social, que ha dejado lastimada en lo más profundo a una sociedad ávida de justicia.

Al tiempo.

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