Virgilio el Hobbit Andrade entró a la Secretaría de la Función Pública nada más para exonerar a Peña Nieto y a su desaparecida Gaviota por el caso de la Casa Blanca. Para nada sirvió esa exoneración pues los mexicanos dieron su veredicto sobre el caso mucho antes y ese veredicto no cambió: Peña Nieto es, por antonomasia, un ejemplo de la corrupción en México. El paso de Virgilio Andrade no fue tan aséptico como él quisiera hacerlo ver.
Durante su paso por la SFP se descubrió cómo operó para ocultar el tráfico de influencias entre el secretario de Hacienda y Grupo Higa, referente a otra Casa Blanca, pero en esa ocasión para Videgaray. Después se le descubrieron a Virgilio Andrade ciertas situaciones familiares bastante bochornosas con una mujer con la que sostuvo relaciones.
Ahora presenta su renuncia «a fin de que el Ejecutivo federal cumpla a cabalidad con el mandato constitucional de contar, dentro del Sistema Nacional Anticorrupción, con un secretario de la Función Pública debidamente nombrado y ratificado por el Senado».
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