Sólo a un presidente como Peña Nieto se le podría ocurrir poner a un aprendiz de tirano en la Secretaría de la Defensa Nacional. Lo decimos por las expresiones tiránicas que ha tenido el general Salvador Cienfuegos. En la ocasión que se sugirió investigar a los soldados por su intervención en la matanza de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Cienfuegos, de manera muy categórica dijo que sus soldados no estaban involucrados y que no iba a permitir que se interrogara a sus soldados.
En la ocasión más reciente, ante las familias de Guerrero, y con la presencia de Peña Nieto, el general Cienfuegos soltó otra advertencia que huele a amenaza: «Todo aquel que intente enfrentar el estado de derecho (terminará) rindiendo cuentas ante las instancias legales».
Por supuesto, dicho por otra persona parece una verdad de Perogrullo, quien quebrante la ley se hará responsable ante la ley por su quebranto. Sin embargo, conociendo al general, sabemos que en el contexto de un país que se levanta contra su gobierno, ahí está Chiapas contra la Reforma Educativa, la advertencia de Cienfuegos suena a la amenaza de un tirano.
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