Veracruz Fatídico

- en Opinión

Sabino Cruz V. / La desaparición de los cuatro jóvenes y la adolescente nativos del municipio de Playa Vicente es la gota que derrama un vaso lleno de dolor, incertidumbre, frustración y coraje, no solo por la corrupción de los cuerpos de seguridad o la pifia del fiscal, Luis Ángel Bravo, al asegurar que en una bolsa localizada cerca de Tierra Blanca estaban los restos de desaparecidos, resultando después que eran de animales, sino por la mentira institucionalizada de un gobernante que pasará a la historia como el más cínico y obyecto que ha tenido Veracruz, por su incapacidad para resolver los casos de secuestro, hoy tipificado como “Desaparición Forzada” e inhibir el progreso del crimen organizado o los asesinatos con violencia, así como su torpe declaración que “Pueden hacerse 99 cosas bien y con que una salga mal, ese es el tema”.

Hoy en la Entidad, una vez más lo rojo vuelve a ser noticia; pero no por las prendas de ese color que en el sexenio pasado, el ahora cónsul de México en Barcelona identificado como “El innombrable” puso de moda –émulo de don Fernando Gutiérrez Barrios y la guayabera con paliacate al cuello- pusiera de moda, más bien por la sangre que a diario pierden hombres/mujeres buenos que, en muchos casos, el único delito que cometieron fue estar en el lugar y hora equivocado; veracruzanos/mexicanos que vivían del esfuerzo de un trabajo digno, no de la política y de las explotación de productos de la tierra o del sudor el trabajador; seres anónimos convertidos en estadística por la forma en que perdieron la vida.

La fatalidad del sexenio que está por concluir de don Javier Duarte de Ochoa, así como de quien antecedió, es la impronta que nos identifica en el ámbito nacional e internacional; fatalidad marcada por el asesinato de los cuatros escoltas de los hijos del ahora presidente de la Republica en 2007 en el puerto de Veracruz, más el asesinato de la estudiante del Colegio Preparatorio de Xalapa,  Gabriela Arlene Benítez Ibarra de 17 años de edad; más los 35 cadáveres arrojados frente a la Plaza de Boca del Rio en 2011, más los secuestros/asesinatos de mujeres jóvenes, niñ@s, comerciantes, ediles, académicos, periodistas; fatalidad que no deja de cubrir con su manto la cotidianidad del hombre/mujer de a pie.

Por más que se diga en la Reunión Nacional de Seguridad Sur- Sureste que “los delitos de alto impacto han tenido una baja significativa” y que “la entidad es la que más bandas de secuestradores ha desarticulado y ha procesado al mayor número de delincuentes dedicados a ese delito…”, Veracruz no ha cambiado desde hace 16 años, pues la delincuencia organizada con la plétora del veracruzano por nacimiento/decisión sigue viviendo en prosperidad y abundancia.

Ellos [y cuando escribo ellos, no solo me refiero a “los malos”] son los únicos que en este Estado gozan de la tranquilidad de caminar por las calles; los que ven como sus finanzas van a la alza; los que comen tranquilamente y duermen sin con el pendiente de que su familiar lleva días sin regresar a casa; los que tienen sus cuentas al corriente; los que son atendidos por una instancia de salud o de seguridad con solo levantar el auricular o mandar un propio.

El Veracruz que nos dijeron iba para “Adelante”, hoy como el cangrejo de Umberto Eco, se encuentra en la etapa en la que hay que andar con pistola al cinto; el Estado “Próspero” nos tiene sumidos en una deuda que ni los bisnietos lograrán liquidar. Tiempos infaustos es la herencia maldita que estamos dejando a las generaciones por venir. Sin embargo evitemos, como dice el poeta León Felipe, que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.

Comentario Breve

Revuelo/furor ha causado la ratificación/rectificación del Cronista de la Ciudad de Xalapa. Voces bien/mal intencionadas se han sumado por la continuación del actual cronista, doctor José Zayden Domínguez, haciendo declaraciones sin fundamentos, y/o organizando homenajes para influir en la toma de decisión del Cabildo.

Estos hombres que se han unido a la causa del doctor Zayden, solo les pido, en mi calidad de miembro del Consejo de la Crónica de la Ciudad, que antes de lanzar consignas injuriosas, sean objetivos en su decir/hacer; respeten el Estado de Derecho; y no apoyen su demanda en premisas falsas. La mediatización de este nombramiento, más que impulsar un nombramiento “honorífico” devela intereses de grupos más que de instituciones.

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