El mal del puerco

- en Investigación, Opinión

Armando Ortiz / Miércoles 6 de enero, termina formalmente el maratón Guadalupe-Reyes. Todos los que nos inscribimos a esta carrera llena de excesos sentimos los síntomas de un hartazgo en el que ya no queremos ver una pieza de pollo, un pedazo de costilla, una loncha de pierna; vaya, ni siquiera una torta de romeritos. A todos esos síntomas a los que hay que sumar una sensación de mucho sueño es a lo que la gente popularmente llama el “mal del puerco”

Según los expertos ese aletargamiento llamado “mal del puerco” se debe a que nuestro cuerpo se concentra más en el proceso de la digestión, dejando algunas funciones vitales como en piloto automático. Para curarse del “mal del puerco” se recomienda una caminata de 15 minutos o de plano, si la “hueva” es mucha, mejor tomarse un café americano bien cargado. Por supuesto la mejor recomendación es no excederse en comidas grasosas y en azúcares o carbohidratos que son lo que más trabajo cuesta digerir a nuestro organismo. Pero si uno ha entrado al maratón Guadalupe-Reyes es porque lleva la encomienda de comer y beber todo lo que nos pongan enfrente.

En Veracruz, después de haber tragado 11 años de Fidelidad ya empezamos a sentir los síntomas del “mal del puerco”  Pero en este caso más que sueño tenemos una sensación de hartazgo. Los políticos fidelistas nos han dado a tragar todas sus mentiras, sus corrupciones, sus estafas. Nos han dado el cáliz amargo de la inseguridad. Ellos, los que nos gobiernan, se han creído que somos un pueblo que aguanta eso y más; pero no.

En Veracruz ya estamos hartos de los políticos que sólo buscan el poder para enriquecerse, que creen que estar en la “plenitud del pinche poder” significa que pueden hacer lo que les plazca. En su momento así lo hicieron. Lograron pervertir a la sociedad, de tal manera que la hicieron su cómplice. Entonces con gusto los veracruzanos se tragaban todo lo que de ellos provenía. Pero no más.

Hoy día los fidelistas buscan perpetuarse en el poder, porque ellos no se hartan de sus mentiras, de su corrupción, de sus estafas; a ellos no les da el mal del puerco porque como dijera el mismo Fidel, ellos “no tienen llenadera”; ellos son como el mismo puerco.

Pero nosotros ya estamos hartos. Y no queremos que nos dé el “mal del puerco” porque entonces entraríamos en un estado somnoliento y ellos se valdrían de eso para seguir haciendo de las suyas. Desde hace algunos años muchos veracruzanos hemos dejado de tragarnos sus mentiras y por eso cada día estamos más que despiertos.

Sólo esperamos que el próximo gobernador, que no será de la Fidelidad, tenga la voluntad de llamar a cuentas a todos aquellos que dejaron a Veracruz en un estado catastrófico. Sólo esperamos que el próximo gobernador les haga tragar a ellos sus mentiras, su corrupción, sus estafas, para que en el hartazgo de su propia suciedad a ellos sí les dé el “mal del puerco”.

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