Alfonso Salces, solidaridad

- en Opinión

Édgar Hernández* / Hace 36 años el entonces Presidente José López Portillo lanzó una de sus frases más recordadas y, por desgracia, aún vigentes: “… no pago para que me peguen”.

El mandatario se refería concretamente a las denuncias sobre corrupción en su gobierno que, semanalmente, se publicaban en el semanario Proceso, dirigido por don Julio Scherer.

La guadaña también alcanzaría a otros medios a los que les cortaron contratos del gobierno. Serían Crítica Política, dirigida por Carlos Perzábal, y el programa radiofónico de Francisco Huerta, “Opinión Pública”, en radio ABC de don Carlos Ferraez.

En julio de 1976 también el diario Excelsior fue tomado por un grupo de esquiroles disfrazados de campesinos enviados por el gobierno de Luis Echeverría, so pretexto de invasiones de cooperativistas de ese rotativo a una unidad habitacional del periódico.

En realidad la prensa crítica a lo largo de la historia ha sufrido serios embates.

En Veracruz la relación prensa-estado ya tocó fondo. Los dos últimos gobiernos no han encontrado el camino de la conciliación y armonización democrática.

15 periodistas masacrados dan cuenta de ello.

Hoy, sin embargo, el vaso se derrama tras el diferendo Notiver-Duarte que nunca debió haber sucedido.

A mi querido Alfonso Salces lo conozco hace más de tres décadas, 29 años para ser exactos –Notiver tiene 41 años-. Paco Píldora me decía en broma “¡El gallego sirve mejor los lecheros!” en sorna a que hacía un gran periódico de color muy rojo con largas columnas.

A Salces siempre le he tenido respeto.

Cuando fui jefe de prensa de don Fernando los veía como se echaban largas charlas, a veces en el Torremar de don Juan Bueno, a veces en el periódico y a veces en casa del periodista.

Su diálogo hasta donde me platicaba don Fernando era muy respetuoso y de concordancia, sin que ello no significara que de cuando en vez Notiver le arrimara el caballo, pero don Fer si que aguantaba vara.

Salces me decía que, en efecto, trabajó de muy joven en La Parroquia y ya mismo ir a su oficina-casa en el periódico es encontrarse con dos mesas igualitas a las de La Parroquia y su cafetera, esa sí no está igualita a la de La Parroquia.

Ahí se ha enclaustrado en los últimos años.

¿Por miedo?

“¡Claro que por miedo. Tú no sabes si alguien que le quiera descomponer más el escenario al gobernador me tiende en la calle para echarle más tierra al asunto!”.

Su casa oficina es un bunker. Ahí está con su esposa Charo y sus hijos que lo van a ver y a comer con él Sachi,  Alejandro, Alfonso y Charito. Por ahí corre por las instalaciones del periódico un nietecito y acaba de nacer uno o una más.

De 12 a 2 de la tarde recibe a quien le parece. No a todos. Una vez me encontré a Luis Velázquez mosqueado conmigo, nunca tuvimos un buen diálogo. En otra ocasión hace unas semanas regresando de vacaciones paré en el puerto con mi esposa para saludar a mi amigo con quien evoque buenos ratos.

Nos despedimos y me dijo “Procura andar acompañado. No salgas mucho y cuida a tu familia”. También me dijo que las cosas en el periódico no andaban muy bien. “Vivimos al día” y me reiteró que no iba a cambiar de línea “El periódico no es de los anunciantes, menos del gobierno, es de la gente”.

¿Has visto a Javier?

“Ya tiene algunas semanas que no viene… ¿Y tú?”, repreguntó a lo que le devolví “No. Ya va para tres años”.

¿Y Miguel Angel?

“Pues a veces se da sus vueltas, pero ya sabes, no puedo alargarme. Tengo que hacer el periódico. Me duermo diario a las cuatro o cinco de la mañana”.

Ya desde la primera visita que le hice hace tiempo le preguntaba por lo de Milo Vela y Yolanda Ordaz “No me toques ese son”, me decía en verdad consternado. “Algún día platicaremos de eso”, replicaba en esa mezcla de rabia y dolor.

¿Pero vas bien o no?

“Pues ahí la llevo. Le subí al periódico el precio y ahí ando a los jalones. La gente no quiere pagar ni un pesito demás “lo doy a ocho” y si a ello le sumas que tan solo en el sexenio de Duarte han aparecido 9 periódicos que no se venden, se regalan… pues eso me pasa a joder”.

Notiver nació si no mal recuerdo un 12 de diciembre con el formato que ahora se ve, rojo y negro, y cada 12 de diciembre celebra en grande con sus decenas de trabajadores a quien les brinda tamaña comilona, entregas de utensilios, televisiones y hornos; hace rifas y les da “sus centavos para las Navidad”.

Son más de 80 los que trabajan en Notiver “y a todos hay que pagarles”. El tiro anda sobre 30 mil ejemplares pero “a veces baja. Con el calor la gente no lee”.

Notiver nunca fue de Jacobo Zabludowsky “yo fui corresponsal de 24 horas y era mi amigo” y jamás, al menos en los 29 años que tengo de conocer a Salces nunca he sabido que ande de chayotero.

En una ocasión lo fui a visitar y me obsequió una botella de vino “Fíjate que vino una gente de Duarte a traerme estas botellas… ¡llévate una!”, me dijo y un buen día que me visitó en mi casa Alfredo Algarín la abrí por el gusto de tenerlo en mi hogar. El vino estaba delicioso de tal suerte que días después fui a la Comer a comprar una igual y… ¡Santo Dios! Me encuentro con que la botella de Petrus valía 28 mil pesos.

Salces es un hombre sencillo. Dicen que tiene mal humor. Yo no lo creo. Simplemente estoy cierto que manejar un centenar de trabajadores y tener encima el peso de todo un gobierno a quien observa y critica no es nada fácil.

Hoy mismo está trenzado con el gobernador Duarte ante lo que considera una ofensa familiar tras lo cual, al más puro estilo Salces, ha sacado la casta para defenderse y adelantar el diluvio que viene.

En una carta abierta, publicada en la primera página del periódico porteño, dijo que al inicio de la administración actual, Duarte de Ochoa intentó sobornarlo con ocho millones de pesos mensuales, a cambio de que cerrara su espacio a Miguel Ángel Yunes Linares.

También, dijo, que le ofreció un avión, y un apartamento a elegir entre las ciudades de Barcelona, Santander y Madrid.

“Tendríamos 500 millones de pesos solo del convenio, edificios, aviones, yates, piso en Barcelona y no andaríamos pariendo con la nómina, que la mitad del pago la pago personalmente de mi bolsillo (…)”

En su escrito, calificó como una “canallada” el manchar la honorabilidad de su hermana, Sara Salces viuda de Zapico, en su ataque al periódico. Y en un tuit, el mandatario estatal publicó documentos difamatorios y expresó: “Ahora lo entiendo todo, dueño de Notiver envuelto en escándalo de corrupción del alcalde de Boca del Río”, rematando la publicación con una carta notarial.

Por estos hechos, Salces Fernández exigió una disculpa pública para su hermana Sara y su hija, Mari Cruz, al considerar que la venta del terreno que no las incrimina en ninguna conspiración contra el gobierno duartista.

Ese es el Alfonso Salces quien en una ocasión me dijo “ellos al final del sexenio se irán; nosotros aquí seguiremos porque somos una especie inextinguible”.

Te abrazo, hermano.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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