Nuevamente el México del ya merito se muestra en todo su esplendor. La noche de ayer, durante el juego amistoso contra la selección argentina de futbol, la escuadra del Tuca Ferrerti, como se dice en el argot futbolero, «la tuvo, era suya y la dejo ir». Cuando todo mundo esperaba el silbatazo final del encuentro, y con ello el triunfo, una genialidad del mejor jugador del mundo, Lionel Messi, aniquila los sueños de los millones de aficionados al Tri, quienes querían la revancha, pues ellos veían en esta oportunidad, un desquite a esas dolorosas derrotas que el equipo del Río de la Plata le propinara en pasadas ediciones. Con esto queda claro el tamaño de nuestra selección, que sólo aspira a lograr un quinto partido en algún Mundial. Sin embargo, comenzarán los lugares comunes de los “porristas” mexicanos, que ya preparan el famoso discurso, lleno de lugares comunes, con frases como: «Se jugó al tú por tú», «La selección hizo un gran partido», «jugamos mejor que el rival», «estamos para competir contra los mejores». La nuestra realidad es otro lugar común: «Jugamos como nunca, y perdimos como siempre».
La misma historia de siempre; México y el ya merito
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