Un adelanto de la columna de Armando Ortiz que podrá leer mañana en el periódico Newsver

lutoYa lo habíamos comentado en esta columna, cuando una persona es asesinada y el Estado es visto como responsable, lo primero que hay que hacer es activar los protocolos de criminalización. Lo mismo sucedió con la artera muerte de Rubén Espinosa. Una vez que se conoció el crimen y el ministerio público acudió con sus peritos al lugar de los hechos, los elementos que se iban encontrando se fueron adecuando para que el primer protocolo encajara. Las autoridades pensaron que era un golpe de suerte que entre los asesinados en el departamento de la colonia Narvarte hubiera una colombiana, y de manera vil se valieron de esa circunstancia para arrojar la infamia de que como una de las asesinadas era colombiana, pues entonces había droga de por medio; de haber habido un musulmán ya los estuvieran acusando de terroristas.

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.