Regina Martínez, fábrica de culpables

Foto: Félix Márquez/AP
- en Opinión

A más de tres años del asesinato de la periodista Regina Martínez el entramado de ocultamiento y nula investigación son los únicos sustentos de la verdad oficial.

La asignatura sigue pendiente y el estigma del sexenio es y seguirá siendo la muerte de la colega presuntamente a manos de José Adrián Hernández Domínguez, alias “El Jarocho” y su cómplice Jorge Alberto Hernández Silva, alias “El Silva”.

Del primero se sabe que tras el crimen huyó a Michoacán donde se alió al grupo delictivo “La Familia”, para después regresar a Xalapa donde se le ha visto y del segundo todo indica que fue un “cómplice” fabricado por las autoridades para darle una salida oficial a tan grave asunto.

Del primero la Fiscalía no se ocupa.

Acaso de manera aislada Luis Angel Bravo Contreras ha dicho que la investigación prosigue, pero la corriente distractora es “El Silva”, aprendido en una primera instancia para ser puesto en libertad al comprobar el Tribunal Superior de Justicia que su declaración de culpabilidad fue forzada.

La presión de la opinión pública internacional, nacional y local dio lugar a que se le reaprehendiera y aislara. No le permiten visitas, se dice que tiene Sida y no le permiten hablar con nadie.

Se tiene el temor de que suelte la sopa de quien en un inicio se declarara culpable a cambio de una casa en el Estado de México y dinero a su familia, así como una reclusión temporal.

Las cosas, sin embargo, no salieron bien al arrepentirse “El Silva” –un indigente que pedía caridad en las calles del centro histórico de Xalapa- estando en prisión por lo que fue torturado y confinado hasta que fue puesto en libertad por decisión del magistrado Edel Alvarez Peña y enviado a Chiapas para tenerlo lejos del foco de atención.

La reaprehensión, sin embargo, desdibujó todo. Tras el aislamiento y el pretexto del Sida a “El Silva” se le aisló para que no soltara la lengua.

Es por ello que la abogada Diana Coq Toscanini, defensora de Jorge Alberto Hernández Silva “El Silva”, se dijo dispuesta a solicitar la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para presentar las supuestas inconsistencias en el caso que le costaron la libertad al acusado.

Sostiene que a causa de las múltiples inconsistencias, entre estas la presunta tortura cometida en agravio de “el Silva”, recurrirá de primera intención a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y que en caso de no recibir la atención solicitada acudirá sin pensarlo a las instancias internacionales.

Sostuvo que Jorge Alberto Hernández Silva, reaprehendido en octubre de 2014, se encuentra totalmente incomunicado y aislado en el reclusorio de Pacho Viejo y que incluso a ella, su abogada, le impiden verlo.

Abundó que, como trascendió en su momento, “el Silva” cuenta con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) y que a causa del aislamiento que sufre difícilmente se sabe si en prisión recibe el tratamiento correspondiente.

Para el gobierno de Veracruz su reaprehensión ha sido el mejor pretexto para suspender la búsqueda del otro acusado, José Adrián Hernández Domínguez, identificado como “el Jarocho”, de quien aseguró anda con toda tranquilidad en la vía pública y de quien se sabe cuándo llega y se va de esta capital.

Manifestó que durante el proceso que se realizó en su contra resaltó la influencia de las autoridades para opacarlo y señalarlo como responsable del crimen perpetrado en abril de 2012.

La abogada aseguró que el acusado es inocente y dijo contar con grabaciones en las que «el Silva» acusa a varios funcionarios estatales que influyeron en su detención y supuesta tortura.

Dichas grabaciones en caso de ser verídicas le darían un giro a la conclusión oficial.

Con el asesinato de Regina Martínez suman en lo que va del sexenio 13 los periodistas asesinados en la entidad. Ninguno caso ha sido resuelto.

Tiempo al tiempo.

*El columnista es Premio Nacional de Periodismo

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